La demanda de desinversión se expande a las empresas estadounidenses

Las protestas masivas que actualmente arrasan decenas de campus universitarios estadounidenses incluyen un llamamiento a la desinversión de los fondos de dotación universitaria de israel, una exigencia que algunos grupos radicales están ampliando a empresas estadounidenses que operan en Israel u otros vínculos con la economía israelí.

No es nuevo pedir a las instituciones estadounidenses que retiren su apoyo financiero a Israel. Durante casi dos décadas ha sido el núcleo de un movimiento de protesta establecido conocido como "bds", que busca boicotear, desinvertir, sancionar.

Los partidarios de la desinversión de Israel señalan que la desinversión pasada ayudó a lograr cambios, y lo más llamativo fue la desinversión global de Sudáfrica a partir de la década de 1980 en protesta por las leyes de discriminación racial en el país. Señalaron que muchas universidades se unieron a la campaña de desinversión en ese momento.

Sin embargo, en muchos casos, los fondos a los que apuntan los manifestantes son enormes carteras con intereses globales. Según datos del Centro Nacional de estadística educativa del Ministerio de educación, a finales de 2021, el valor total de mercado de los 20 mayores fondos de dotación universitaria del país superaba los 927.000 millones de dólares.

En las últimas décadas, la gestión de los fondos de dotación universitaria también ha experimentado cambios profundos. Las universidades contratan profesionales de la inversión para gestionar el crecimiento de sus fondos donados, que suelen entregar a grandes gestores de inversiones y fondos de cobertura, que suelen tener derecho a comprar y vender acciones de forma independiente. Esto es especialmente cierto para los mayores fondos de Dotación.

Según un estudio de donaciones universitarias realizado en febrero de 2024 por la Asociación Nacional de funcionarios empresariales de colegios y universidades, "las donaciones más grandes se distribuyen menos al mercado de capital público, tienen más peso en las estrategias de inversión privada y las estrategias de inversión tienden a ser menos transparentes".

En un análisis publicado en 2018 por la Brookings institution, los investigadores principales Danny Bahar y Nathan Sachs analizaron el impacto del Movimiento bds en la economía israelí y encontraron que su impacto fue, en el mejor de los casos, leve.

Las exportaciones israelíes incluyen una gran cantidad de productos de alta tecnología, que a menudo son difíciles de encontrar alternativas. Además, una gran parte de estas exportaciones son los llamados "productos intermedios", es decir, artículos incluidos en productos finales más complejos en otros países, lo que dificulta su identificación y seguimiento.

Descubrieron que durante la primera década de existencia del Movimiento bds, la economía israelí continuó creciendo y parecía poco afectada por la desinversión.

"Los datos muestran que, económicamente, es poco probable que nada genere el tipo de presión económica que imaginan los partidarios del bds, excepto las sanciones oficiales de importantes socios económicos como Estados Unidos o la Unión europea", concluyen Bahar y sachs.

Sin embargo, la campaña bds ha logrado algunos de los llamados "éxitos significativos" a lo largo de los años. Entre ellos, el anuncio de la multinacional francesa veria en 2015 de que dejaría de participar en la construcción del controvertido sistema de Tren ligero de Israel y el reciente anuncio de varios países, entre ellos Kuwait y chile, de que restringirían el comercio con Israel.